We want you to know that we respect your privacy. If you want to learn how we collect, use, and share your personal data, you can read our cookies policy here to learn about our privacy practices.
The data can be used in various ways. But the main goal is to gain insights from the web usage of customers, such as the number of visits and the source of traffic. In this case, we could use Google Analytics, Google Tag Manager, and Meta Pixel Ads or others.
To provide essential services, such as handling requests for products and services, managing payments, offering customer support, processing orders and transactions, confirming user information, keeping your account active on our platform, facilitating your participation in public areas of our site, communicating with you, detecting and monitoring security events, safeguarding against malicious or illegal actions, and resolving errors that affect the intended functionality.
Adaptar un clásico es siempre un trabajo arduo. Todos sabemos que La Celestina es la obra cumbre del teatro español. Su planteamiento, estructura y complejidad hace que las opiniones sobre la misma no sean homogéneas.
Algunos dicen que es una novela, otros teatro; hay incluso quienes piensan que es una obra de teatro novelada y otros que es una novela dialogada. Se defiende que fue concebida para ser leída en voz alta ya que los largos parlamentos, causan una excesiva duración de la obra y hace que sea irrepresentable. Existe inconclusión en los días que pasan desde que empieza y acaba la obra. Escenarios múltiples y cambiantes según avanza la trama más propios de una
novela o incluso del cine que de una obra teatral.
Nosotros hemos exprimido el limón de La Celestina hasta la última gota, hasta su misma esencia. Un virtuoso de la guitarra, un actor dúctil y versátil y tres volúmenes rectangulares es todo lo que tenemos.
La guitarra envuelve la obra dándole sentido, ritmo y tono. El actor interpreta a todos los personajes siendo a su vez el narrador de la historia, y los tres volúmenes rectangulares son la escenografía y espacios que el actor va trasformando ante nuestros ojos. Tres elementos que se conjugan entre sí para servirnos el drama y la comedia que rezuma La Celestina.